Barro (sub lingua tua)

los senos erectos, sonrosados,
casi perfectos de una manzana
han de ser insignificantes:

hay un enorme manzano en el centro,
que expone grandiosa estirpe.

en el cielo confundido flotan automóviles,
las conversaciones tapizan el aire de colores
marrón y bordo.


llega.
/manchado/


todas las niñas que desayunan
pegajosas hormonas densas
corren al verlo llegar
"¡llegar! ¡llegar!"

vestidas de lindas
ofrecen en cada una de sus canastitas
(creadas en el hueco de un cráneo
que aún puede pensar)
sus blandos corazones con forma vulvada,
al canto frenético de unas soledades pequeñas
que rebotan en sus gargantitas pulidas.


pero el llegó,
manchado.


la señora con cara de caballo mantiene guardada
-hace siglos, si se me permite-
una yegua preñada en el fondo de su cartera de cueros,
ella también canta,
pero su melodía oscura, macabra
parte en dos los cráneo-canasta
y las falditas líbidas
de las mini meretrices entusiastas.

(un vómito perfumado me obliga
a escupir los ojos que se me han hundido)

al elevarse,
el acostumbraba dejar caer palomas blancas,
hoy manchado,
una audaz violencia tapa mis orificios
-todos-
dejando que sus palabras se conviertan
en un nido de ratas descerebradas
carcomiendo los rincones mas íntimos y primitivos de mi alma,
los más animales.

una despótica despedida,
el umbral fascista que mata a todos mis Eros inútiles.